lunes, 27 de mayo de 2013

PRIMAVERA EN LOS ANCARES

SUBIDA AL PICO TRES BISPOS.

Actividad: Subida al Pico Tres Bispos desde Campa da Braña. Retorno por el Bosque de Vara
Ruta: circular
Longitud: 17,58 km
Desnivel acumulado subiendo: 740 metros
Desnivel acumulado bajando: 740 metros
Altitud máxima: 1.790 msnm
Altitud mínima: 1.149 msnm
Duración: 6h 41 min.
Fecha: 25 de Mayo de 2013


El montañero avezado no se arredra ante las inclemencias propias de la alta montaña. Es capaz, en las noches eternas del invierno, de vivaquear en un nicho improvisado en la nieve, al abrigo de un espolón rocoso, sin más comida que unas barras energéticas de sabor indescifrable, ni más compañía que el hosco rumor de la ventisca.

El Caminante, para su desgracia, no pertenece a esta categoría. Con frecuencia, en alguna tarde lluviosa de Enero, piensa que le gustaría ajustarse unos crampones y empuñar el piolet en pos de alguna cumbre helada o, por qué no, remontar foqueando laderas blancas impolutas para después dejarse caer esquiando en nieve virgen. Pero no se atreve. Por ahora.

El Caminante es, como suele decirse, un "pisapraos" que con mayor o menor fortuna se acerca a las alturas, y surge nuevamente en la montaña cuando el sol quiere volver a calentar, como las setas de primavera.


El Albergue Os Ancares, en Campa da Braña, es el punto de salida de la ruta que ascenderá al Pico Tres Bispos. Sorprenden al Caminante dos estatuas de dudoso gusto recién colocadas frente al edificio: Don Quijote y Sancho Panza fabricados con material reciclado de vías férreas desmanteladas. Reivindican, es de suponer, las hipótesis que sitúan el linaje del autor del Quijote en este municipio gallego, también llamado Cervantes.




Desde el Albergue, una pista ancha emprende un sencillísimo ascenso en una mañana radiante. Enfrente, Peñarrubia se destaca en la parte Sur de la Sierra de los Ancares, como abriendo la puerta de estos parajes remotos.


Pronto, el Pico Tres Bispos también se asoma a la ruta.


Algo más tarde, se pueden divisar todas las cumbres de los Ancares entre Pena Longa y Tres Bispos.


Desde un mirador, Peñarrubia muestra ahora su perfil más bravo, como un colmillo afilado.



Al atravesar la Campa de Ortigoso, la pista dobla hacia la derecha, y se adentra en un acebal donde empiezan a aparecer las primeras manchas de nieve.




Poco después, al bordear la ladera, aparece ya próximo el Tres Bispos con el murallón de los Penedoes a su izquierda, en lo que tal vez sea la imagen más alpina de esta zona, alejada de las ondulaciones suaves que caracterizan la vertiente gallega de los Ancares.



La pista muere en la Campa de Tres Bispos, hoy tapizada de flores amarillas. Se cuenta que aquí se reunían una vez al año los obispos de Lugo y Astorga y el arzobispo de Oviedo, para dirimir sus cuitas. El Caminante no se cree que los prelados eligiesen tan inhóspito lugar, y más bien parece que el topónimo bautizó antes al vecino Pico Tres Bispos que a la Campa como indicación de que en este punto confluían las tres diócesis. Sin embargo, tampoco es cierto que este sea el punto geográfico de confluencia (realmente situado varios kilómetros al Norte), aunque tal vez lo fue algún día.


Desde la Campa de Tres Bispos arranca un sendero que, entre matas de arándanos, salva los doscientos metros de desnivel que restan hasta la cima. Este tramo aporta la escasa dificultad que esta ruta tiene.


Una vez en el cordal, antes de la última rampa, las vistas al Mustallar (al Norte) y Peñarrubia (al Sur) invitan a una pausa que servirá para recobrar el aliento.

El Mustallar, la cumbre más elevada de los Ancares gallegos.

Peñarrubia.

Por delante ya sólo queda el esfuerzo final.



La señal indicativa que hay en lo alto está, realmente, algo antes de la cumbre. Parece ser que se trata de un tema jurisdiccional: la cima (1.792 msmn) se ubica en territorio leonés por escasos metros, y la señal está plantada por instituciones gallegas, justo antes del límite provincial de Lugo.


Desde arriba se admira, en este excepcional día, una panorámica de 360º abarcando el Caurel, Sierra Segundera, Montes Aquilianos, la Cordillera Cantábrica desde las Ubiñas hasta el Cornón, y todo el cordal de Ancares desde Pena Longa hasta Peñarrubia. El móvil se muestra insuficiente para captar la grandeza del paisaje.

Al fondo, desde la izquierda, el Teleno, Montes Aquilianos y Sierra Segundera con Peña Trevinca.

En primer término, a la izquierda, Mustallar y Cuerno Maldito. Al fondo, en el centro, Cornón en la Cordillera Cantábrica. A la derecha se vislumbra el macizo de las Ubiñas.
Ampliación de la panorámica de la Cordillera cantábrica.

De izquierda a derecha, Pena Longa, Pico Lanzá o Lagos, Mustallar, Pico Charcas y Cuerno Maldito. En primer término, Os Penedoes. Queda oculto el Cuiña, techo de la Sierra de los Ancares.

El Caminante hunde su bota hasta la rodilla y comprueba que la cornisa de nieve de la arista cimera, a un paso del mes de Junio, sigue siendo profunda.



De regreso a la Campa de Tres Bispos, El Caminante se entretiene haciendo fotos de piedras y paisajes.




Surge de la misma Campa un camino, casi paralelo al de la subida al Pico, que discurre por la ladera perdiendo escasa altura a través de un entramado de cerquiños (quercus pyrenaica), una variedad de roble abundante en los Ancares, y que en otras regiones llaman melojo o quejigo. Estos bosques tan altos (más de 1.500 metros) no han empezado a brotar, pese a lo avanzado de la estación.


Al final del bosque se alcanza la Campa de Vara, atravesada por el camino procedente del Refugio de Brego que servirá de ruta de regreso al punto de origen. El verde acolchado de esta Campa es idóneo para comer y sestear antes de reanudar la marcha.


Al olor de la comida, acude algún visitante inesperado.



Con frecuencia lo más espectacular de la ruta de montaña está en las cumbres, convirtiendo el retorno en algo tedioso. No es el caso del camino que, descendiendo junto al Rego de Vara hasta las ruinas de los aserraderos de Cabana Vella, se adentra en una de las joyas forestales mejor conservadas, el bosque de Vara.



El descenso al fondo del valle da paso progresivamente a zonas en las que la floración está más avanzada, y los de la mochila se enzarzan en acertijos botánicos, tratando de reconocer los árboles a su paso.

Arces a contraluz.
Tejo.
Haya.
Acebo.
Cerquiño.

Cerezo en flor.

También el juego de agua y luz invita a ser fotografiado.




Ya en el tramo final, queda atrás el inmenso bosque recién atravesado.


Dos monolitos señalan la entrada (en este caso salida) de la antigua explotación forestal de Cabana Vella, tan remota que no ha sido aún alcanzada por los revisionistas de la llamada memoria histórica.


Peñarrubia cierra de nuevo la puerta de los Ancares despidiendo al Caminante y sus amigos hasta la próxima visita.
 

2 comentarios:

  1. Hola! Nos sumamos a vuestros seguidores para conocer las rutas que vayáis haciendo. Un saludo desde Burgos!

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  2. Bienvenidos. Espero poder compartir nuevas rutas muy pronto.

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