domingo, 15 de septiembre de 2013

LA MONTAÑA NEGRA

SUBIDA AL MOJÓN DE TRES PROVINCIAS (2.480 MSNM) Y PEÑA PRIETA (2.539 MSNM) DESDE LLÁNAVES DE LA REINA

Actividad: Ruta parcialmente circular desde Llánaves de la Reina, por el Valle del Naranco, Boquerón de Bobias y Valle de Lechada hasta el Mojón de Tres Provincias y Peña Prieta; regreso por el Cubil de Can y Valle del Naranco al punto de origen.
Longitud: 21 km
Track en wikiloc (pendiente)
Desnivel acumulado subiendo: 1.200 metros
Desnivel acumulado bajando: 1.200 metros
Altitud máxima:2.539 msnm
Altitud mínima: 1.380 msnm
Duración: 9h 30min.
Fecha: 10 de Agosto de 2013


La Tierra de la Reina es tierra de agua.

Rodeada por las más altas cumbres del cordal cantábrico, miles de manantiales brotan en laderas, collados y barrancos en cualquier estación del año, originando un entramado de lagunas, regatos y brañas, que sumados al aporte hídrico derivado de lluvias y nieves pertinaces, constituyen una de las cabeceras del Esla. No en vano, el río Esla es, según los entendidos, uno de los diez más caudalosos de España.

Pueden quemarse en la chimenea las leyendas más folclóricas: la denominación de Tierra de la Reina no se refiere a la Reina Constanza, supuestamente la esposa del Rey Fernando IV el Emplazado de Castilla, ni tampoco a Doña Berenguela, desposada con el Rey Alfonso IX de León, a la que le fue entregado en dote el castillo de Portiella (actual Portilla de la Reina). Más prosaicamente, el nombre "de la Reina" entronca con la raíz celta "reka" y su derivado "rikina", cuya traducción es, precisamente, "curso de agua".

Por eso, no deberá sorprender que al evocar el ascenso a Peña Prieta, el agua salpique literalmente estos párrafos aliviando los rigores del sol de Agosto, y que ilustren el texto instantáneas de humedales y ventisqueros refrescantes, cuya viveza contrasta con la desolación de las rocas negras que justifican el apelativo de Peña Prieta, la más elevada atalaya de la Cordillera Cantábrica, cuya ascensión se relata en esta crónica.


Arroyo Naranco, una de las fuentes del río Bierón o Yuso, que algunos ya consideran Esla.


Cornisa de nieve próxima al Cubil de Can.


Pozo de los Altares.

La mañana radiante despierta al montañero en una hondonada entre peñas. El pueblo de Llánaves de la Reina, aledaño al Puerto de San Glorio, demuestra la capacidad humana para adaptarse a las condiciones más adversas de vida, puesto que se sitúa en el extremo superior de un desfiladero a casi 1.400 m.s.n.m. Se trata, sin duda, de una de las poblaciones más nivosas de la Península, en la que no será extraña la presencia permanente del blanco elemento de Noviembre a Mayo, e intuye el forastero que las horas de sol en invierno (suponiendo que las frecuentes nubes se disipen), serán próximas a cero, dada la cercanía de los farallones rocosos circundantes.

Llánaves de la Reina. Peña del Cinto al fondo.

Tan duras condiciones de vida seguramente explican el sistema colectivista de reparto de tierras, según el cual éstas, comunes a todos, eran sorteadas cada doce años entre los vecinos del pueblo, como fielmente relató el sorprendido párroco gallego Don Juan Antonio Posse cuando fue destinado a Llánaves entre 1794 y 1798.

A la salida del pueblo, donde la carretera hacia el puerto de San Glorio vira bruscamente a la izquierda, parte de frente un camino ancho que gradualmente se adentra en el Valle del Naranco.

Macizo de Orpiñas cerrando el Valle del Naranco por el Sur.
Por el Norte, ladera de La Solana y El Corcal

En verano, el fondo del valle se puebla de vacas y terneros que observan impasibles al intruso humano.



Una súbita brecha en la muralla rocosa da lugar al Portillo del Boquerón de Tarna, desde el que llega el camino que procede directamente del Puerto de San Glorio.

Portillo del Boquerón de Tarna



Al frente, la mole del macizo de Tres Provincias, retadora, exhibe sus escarpes.

Valle de Nueve Fuentes al pie del Cubil de Can.

Al rebasar la cota 1.500, el valle vira súbitamente al Sur. En este punto se asienta el refugio Antonio Fernández Mariñas, del Club Alpino Tajahierro, de Santander, enclavado en lo que se intuye que debe ser un paraíso del esquí de travesía en la temporada invernal.


Refugio Antonio Fernández Mariñas
La ruta se orienta también al mediodía y cruza el Arroyo Naranco. Una procesión bovina enseña el camino, que afronta ahora la subida al Boquerón de Bobias, donde la montaña, amable hasta este punto, se torna por primera vez exigente.

Arroyo Naranco

Hacia el Boquerón de Bobias.


En plena subida, es preciso recuperar el resuello. Un vista hacia atrás permite contemplar el valle hace poco transitado.

Valle del Naranco en primer término. A la izquierda, el Coriscao.

Vista de los Picos de Europa desde el Boquerón de Bobias.


El Boquerón de Bobias permite acceder al Valle de Lechada, que sube desde el pueblo de Portilla de la Reina. La explotación abandonada de unas minas de talco explica la existencia de una pista ancha, apta para vehículos todo terreno, que muere al pie de la cantera, a unos dos mil metros de altitud.

Valle de Lechada

Pista minera.

Cumbres de los macizos Occidental y Central de los Picos de Europa.

Una breve subida permite acceder a lo que queda del Lago de Hoyo Empedrado, cuyo desagüe fue ensanchado artificialmente en una acción humana seguramente relacionada con la vecina mina. Como resultado, el Lago, alojado bajo la pared que baja del Pico Tres Provincias, tiene escasa profundidad y volumen de agua.

Lago de Hoyo Empedrado


Las morrenas en las laderas permiten identificar el pasado glaciar del circo que se asienta al pie del cordal que discurre desde el pico Tres Provincias a las Agujas de Cardaño. Un extenso nevero, secuela de un inverno generoso en nieves, sobrevive en el mismo lugar en el que, tal vez no hace tanto tiempo, hubo hielos permanentes.

Morrenas del circo de Tres Provincias.



Con diferencia, lo más duro de la excursión a Peña Prieta es remontar desde el fondo del circo hasta el cordal, por una pendiente solo apta para rebecos y montañeros poco juiciosos.



Como compensación, panorámicas cada vez mejores a medida que se asciende.

Las Agujas de Cardaño.
De derecha a izquierda, Cordillera Cantábrica y Macizo Occidental de Picos de Europa.

En la divisoria, el cordal forma una encrucijada que permite observar buena parte de las cumbres próximas más significativas.

Pico Cuartas por detrás de las Agujas de Cardaño.

El Espigüete, en la distancia.

Los Mampodres.

Por encima de la Laguna de Fuentes Carrionas, el Curavacas.

Corresponde ahora afrontar una breve ascensión hasta el Mojón de Tres Provincias, cuyo nombre alude al hecho de que en este punto, a 2.480 msnm, confluyen las demarcaciones provinciales de León, Palencia y Santander (hoy Cantabria). En la cumbre, un hito de sección triangular pretende plasmar estas divisiones administrativas.

Mojón de Tres Provincias (2.480 msnm)


Nuevamente, las vistas hacia los cuatro puntos cardinales permiten divisar cientos de kilómetros a la redonda en un día extraordinariamente despejado.

Al Norte, los tres macizos de los Picos de Europa. Por encima de los  Puertos de Áliva (derecha) y de la brecha de la Garganta del Cares se intuye el Mar Cantábrico.

Al Sur,el Espigüete se yergue por delante de la meseta castellana.

En dirección Sudeste, la nieve se funde en la Laguna de Fuentes Carrionas, bajo el macizo de Curavacas. Al fondo, a la izquierda, se adivina en el horizonte el perfil del Sistema Ibérico, probablemente la Sierra de la Demanda.

Al Nordeste, sucesivamente, Pozo de los Altares, Valle de Liébana, Sierra del Escudo,  y después el Mar.
Estropeando las vistas.


Al Este se alza, casi al alcance de la mano, un doble promontorio. Más cerca, con perfil suave, el Pico del Infierno. A la izquierda, a su lado, el techo de la Cordillera Cantábrica (si excluimos, por ser un conjunto orográfico diferenciado, a los Picos de Europa), que súbitamente se desploma sobre tierras lebaniegas en una catarata pétrea de tonos oscuros que explica que los pastores de esta comarca bautizasen al monte, desde tierra inmemorial.

Desde esta posición se aprecia la vereda que, a media ladera y en diagonal, esquiva el Pico del Infierno para buscar directamente la Peña Prieta.

prieto, ta : 2.Dicho de un color: Muy oscuro y que casi no se distingue del negro (Diccionario de la Real Academia Española, 22ª Ed., 2001).

Es breve y sencilla la tarea de salvar la distancia entre el Mojón de Tres Provincias y la Peña Prieta, y pronto se conquista la cúspide, señalada con un vértice geodésico.

Peña Prieta (2.539 msnm)

Por algún extraño motivo, las cumbres en verano poseen un magnetismo especial para las moscas, que fuerzan a El Caminante a desechar el plan preconcebido, consistente en dar cuenta del frugal condumio en lo más alto, recreándose en la panorámica y jugando a acertar el nombre de valles, picos, pueblos y llanuras. No siendo posible estar tranquilo arriba, desandando el camino pocos metros, un resalte pétreo brinda sombra y cobijo para comer serenamente mirando a los cercanos Picos de europa.



Peña Santa, los Llambriones, y todo lo demás.

En frente, la cornisa que une el Mojón de Tres Provincias con el Cubil de Can señala el camino a seguir. Un montañero estudiado hubiese sido consciente de que el Pico del Infierno, pocos metros más arriba de su cabeza, era una presa digna de consideración: con sus 2.537 msnm es, aunque pocos lo sepan, el techo de la provincia de Palencia (Peña Prieta tiene su cumbre ya en Cantabria, y designar al Curavacas como altura máxima palentina es un error habitual, ya que éste mide 17 metros menos). Pero El Caminante, en esta ocasión, no se ha instruido lo suficiente, y prosigue su marcha indiferente, con lo que pudiendo haber añadido otro techo provincial a su curriculum, deja de hacerlo. No es un "techista" El Caminante, pero dejar de lado una cumbre significativa no deja de ser una torpeza.

Tres Provincias, izquierda, y Cubil de Can, derecha.
El macizo de Peña Prieta, al Norte del Mojón de Tres Provincias, forma una balconada ancha y casi llana a horcajadas entre el Valle de Lechada, hacia donde la ladera desciende gradualmente, y los Puertos de Riofrío, visibles bajo un abismo inquietante.

Agujas de Cardaño y Espigüete.


Tajos del Cubil de Can.

Puertos de Riofrío, en el Valle de Liébana.

Peña Prieta guarda sus mejores galas para la despedida, puesto que es al asomarse desde el Cubil de Can cuando exhibe vanidosa sus credenciales de alta montaña, ese farallón negro de su cara Norte que desde el Tres Provincias apenas se intuía.

Peña Prieta (2.539 msnm)
De regreso, es tiempo de entretenerse fotografiando piedras cinceladas por el paciente buril de hielo del Señor Invierno, retratándose jugando a ser cabra montés, y haciendo, como dijo el poeta, camino al andar.

Pirámide invertida tallada en la piedra.
P'abernos matao.


El regreso por el Cubil de Can convierte buena parte de la ruta en circular, y ahorra el incómodo descenso por el Circo de Tres Provincias al Hoyo Empedrado. Ya se ve Llánaves abajo, y los Puertos de Tarna, junto al Puerto de San Glorio.

Valle del Naranco y al fondo, Llánaves. En primer término, Boquerón de Bobias y Sierra de Orpiñas.


Descendiendo. Abajo, Puertos de Tarna. Arriba, Macizo Central de Picos.

Sin embargo, si alguien es lo suficientemente intrépido como para tomar apuntes de esta ruta y grabar el track de GPS en wikiloc (véase la ficha técnica), que tenga la precaución de seguir el descenso hasta el Collado de Robadoiro para tomar después la senda que baja pegada al Arroyo Majamba, sin cometer el error de dejarse llevar por unos gigantescos mojones alineados hacia la izquierda (por lo menos tres) que encontrará en la bajada, que probablemente delimitan zonas de pasto de los distintos pueblos, porque no conducen a camino alguno, sino a una incómoda bajada por los manantiales llamados de las Nueve Fuentes, que a buen seguro no sentará nada bien a unas piernas, a estas alturas, bastante trabajadas.

Mojón trampa. A la izquierda, Peña Prieta.

Tampoco descuide el excursionista sus provisiones de agua como lo hizo quien escribe, dando por sentado que sería fácil reponer el líquido al pasar de regreso por el Refugio de Tajahierro. El albergue en cuestión, antítesis de la hospitalidad montañera, está cerrado con llave y solo tiene un grifillo descabezado junto al edificio que tal vez se puede abrir con una llave inglesa, pero no con la mano, y que en caso contrario solo proporciona un insignificante hilo de agua que convierte en odisea rellenar un simple botellín.

Retomado el camino que desde Llánaves viene, toca regresar plácidamente por las mismas majadas de vacas hasta llegar a la carretera y, con ello, al punto de origen.




Hay días en que la salida al campo deja mejor sabor de boca, con la sensación de superar las expectativas creadas al prepararla. Este es, sin duda, uno de esos días. La caminata, larga y fatigosa, lleva a quien la emprende por muchos y muy variados escenarios, desde las brañas del Valle del Naranco y la cabecera glaciar de Fuentes Carrionas, a los precipicios de los Pozos de los Altares; desde las vertiginosas Agujas de Cardaño, a la ondulación insignificante de los Mampodres; desde el blanco Espigüete a la oscura Peña Prieta, sin olvidar (sombreros fuera, por favor, en señal de respeto) a los Picos de Europa, santo y seña del montañismo español por encima de todo lo demás.

Otro día para recordar.

5 comentarios:

  1. como siempre magnifico relato, con unas fotografías preciosas.- Espero con ganas el siguiente relato, que ojala no se demore mucho.-

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    1. No hay mejor relato que vivir la experiencia en primera persona ni mejor cámara de fotos que los propios ojos. sabes que, siempre que quieras, podrás acompañarme en alguna salida, claro, que para eso, tendrás que venir o tendré que ir yo. Un abrazo y muchas gracias.

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  2. No hay aventura sin relato. He caminado por esos precipicios en invierno y en verano, sobre el hielo y sobre la hierba; y aún así me has descubierto paisajes entrevistos que gracias a ti he descubierto. Un abrazo.

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